Las seis actitudes de escucha de Porter
La escucha como arte mayor y la comunicación interpersonal.

Todo profesional del coaching que esté interesado con lo que llamamos en el coaching “posición baja” se debe de ser sensible y receptivo a la cuestión de la escucha dentro de la comunicación interpersonal.
Escuchar es uno de los componentes principales dentro de la actitud baja que también incluye unos otros cuatros ingredientes: la presencia, el cuerpo, la mirada, la palabra.
Se trata, de ese modo, de una actitud muy exigente por parte de la persona que la pone en práctica, mucho más presencia y atención de lo que usamos en el día a día de nuestras rutinas cuotidianas.
El psicólogo americano Elías Porter, colaborador de Carl Rogers, puso en evidencia una tipología de actitudes identificables (las 6 actitudes de escucha de Porter) que son, mas o menos, espontaneas según las personas y los momentos contextuales en los cuales se producen, determinando de ese modo la cualidad y el estilo de escucha movilizado en cada intercambio relacional.
Las 6 actitudes de escucha de Porter y el coaching.
- La actitud evaluación-juicio: permite estar en la postura del juez y posiciona nuestro interlocutor en la postura de la personal juzgada. Estamos en esa actitud cuando emitimos críticas, positivas o negativas, procurándonos un poder dentro de este tipo de comunicación interpersonal.
Este tipo de escucha puede producir reacciones violentas y negativas por parte de nuestro interlocutor, si tal vez el no desea ser juzgado y criticado en tales circunstancias.
En coaching, se puede a veces utilizar esta actitud dentro de una sesión de coaching, siempre que el coach sea muy experimentado y solo cuando pueda ser necesario provocar una reacción por parte del cliente. - La actitud de interpretación: es otra forma de postura de poder sobre nuestro interlocutor ya que el que interpreta piensa (a veces de manera equivocada) saber “algo más” a propósito del subjeto de la interpretación. Muy (demasiado) utilizado por los coachs, el arte de la interpretación puede tener todo su sentido dentro de una cualidad de escucha y la discontinuidad necesaria, pero no dentro de un proceso constante como forma de escucha. Cuando se usa demasiado ese estilo de escucha, las reacciones del interlocutor pueden ser muy negativas: rechazo de ser “analizado” brutal y constantemente, adversidad y animosidad.
El arte de la interpretación, bien controlada y ajustada dentro de una sesión de coaching, puede sin embargo ser justa en ciertos momentos y generar, por parte del cliente, el sentimiento de ser entendido y comprendido. - La actitud de apoyo y de relación de ayuda: consiste, para un interlocutor, a dejarse llevar y ayudar completamente por el acompañante durante el tiempo necesario para superar un mal paso de la vida, una rehabilitación social, o un proceso de autonomización.
En el coaching, no se recomienda estar mucho tiempo dentro de ese estilo de disposición de ayuda ya que, lo recordamos aquí, el coaching no es terapia, pero si puede tener efectos terapéuticos.
Hay un riesgo de dependencia muy elevado, o también de fusión relacional, con todos sus lotes de proyecciones psicológicas sobre la persona del coach.
Este tipo de actitud de escucha necesita mucha vigilancia, por parte del coach, y una sana distanciación, tan pronto sea necesario tanto para el coach como para el cliente. - La actitud de investigación o de encuesta: el encuestador, o el inspector, son dos otras figuras de la autoridad sobre un interlocutor: en tiempos más alejados de nuestra época actual, este role era el del inquisidor o del exorcista.
De hecho, que, esta actitud debe ser manejada con precaución y mucho talento entre manos muy experimentadas. El contexto de un proceso de coaching es, por ejemplo, completamente distinto al de una encuesta en sociología. - La actitud orientada hacia la solución: este tipo de actitud de escucha puede tener efectos muy positivos tan pronto el coach haiga identificado muy claramente los retos y las necesidades presentes dentro de la demanda de coaching. No hay que engañarse de objetivo, porque en caso contrario la solución será rechazada por no ser reconocida plenamente por el cliente.
Esta actitud será mucho mas agilizada dentro de un acompañamiento muy cuadrado de grupos o equipos, con una orientación dirigida hacia los resultados deseados. - La actitud empática o de comprensión: esta actitud es, ciertamente, la mas utilizada en coaching, pero también en terapía, y seguramente la más recomendable: instituya, de hecho, una relación de igualdad entre escuchante y escuchado.
En ese sentido, es la principal actitud de escucha para favorecer, y permitir, a su interlocutor una expresión libre, sin juicios ni exploración agresiva.
Tampoco hay que improvisarse como “ser empático” en todos los contextos, y a tiempo completo, con su familia, sus amigos, sin que ellos estén dispuestos y preparados para aceptar este tipo de relación: se puede y se debe utilizar dentro de ciertos marcos y contextos, como por ejemplo el proceso de coaching. No se improvisa, porque será identificada como intrusiva, pero si se trabaja realmente en situación cuando es necesario para un coach o para cualquier otro profesional consciente y respetuoso de la comunicación interpersonal.
«Hemos establecido que el terapeuta tiene el máximo de su eficacidad cuando:
- Es sincero, integro, totalmente transparente dentro de sus relaciones con el cliente;
- Si acepta ese cliente como un ser independiente y distinto y cuando acepta también todos los aspectos cambiantes que, a medida que avanzan las cosas, se encuentra con los modos de expresión;
- Cuando manifiesta una empatía total dentro de la comprensión que tiene de su cliente, es decir cuando ve el mundo con los ojos de su cliente.»
(Carl Rogers, El camino del ser)